Las adversas condiciones climáticas presentadas en los últimos meses en América Latina, junto con otros factores económicos, han impactado fuertemente el mercado del maíz, lo que ha llevado a los Gobiernos a implementar diversas medidas para hacer frente a las necesidades respectivas.

Gran parte de América Latina –y otras regiones del mundo–se ha visto afectada desde el año pasado por el fenómeno del Niño, lo que ha implicado, dependiendo de la zona, sequías por el aumento de las temperaturas, escasez de precipitaciones o devastadoras lluvias que han afectado directa o indirectamente a millones de personas y se espera, de acuerdo a la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, que el número de damnificados siga creciendo incluso hasta los primeros meses del 2017.

 
Ya el año pasado se decretaron diversas emergencias en Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú; la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advirtió sobre la pérdida de las cosechas; y la NASA planteaba que este fenómeno estaría entre uno de los peores de la historia.
 
Si bien diversos sectores de la economía regional han sido afectados por el fenómeno climático, el sector agropecuario ha estado entre los más perjudicados, impactando fuertemente las cosechas de maíz en Brasil y en Bolivia.
 
En el caso brasileño, la sequía, la devaluación del real –que aunque ha mejorado este año, sumó en 2015 un 48,3%– y la sobrexportación del maíz han jugado un papel importante en la actual crisis agrícola. Bolivia, por su parte, se enfrenta a la peor sequía registrada en los últimos 25 años, con graves consecuencias para las cosechas de maíz y otros cultivos a lo largo de cerca de 19 mil hectáreas. Lo anterior, ha resultado en una crisis de abastecimiento considerable que ha afectado a la ganadería y al suministro de alimentos tanto en Brasil como en Bolivia, generando diversas reacciones a nivel gubernamental.
 
Brasil reduce los aranceles
De acuerdo con los datos publicados en el mes de junio por la Compañía Nacional de Abastecimiento de Brasil (Conab, por sus siglas en portugués), debido a la escasez de lluvias en la mayoría de los estados productores de maíz y la preferencia por sembrar otros cultivos el área sembrada de maíz disminuyó un 11% en comparación con la temporada pasada. De hecho, en la región Centro-Sur de Brasil se dio la mayor reducción nacional, estimada en un 13,5% en comparación con el año pasado.
 
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) publicó a mediados de junio un informe en el que también analiza la situación particular que está atravesando Brasil. De acuerdo con el mismo, una significativa falta de abastecimiento de maíz ha elevado el precio interno durante este 2016.
 
Esta situación se ha visto agravada por la devaluación del real brasileño que ha llevado a los productores a preferir exportar antes que vender en el mercado interno, disparando el precio desde aproximadamente 34 reales (cerca de US$ 11) la bolsa de 60 kg a 53.38 reales (cerca de US$ 17), lo que equivale a un crecimiento del 57% que se ha tenido que sumar a los costos de alimentación del sector pecuario, fundamentalmente en la industria avícola y porcina, en cuanto este representa cerca del 70% de los costos de producción. Debido a estas condiciones, el sector pecuario ha tenido que recurrir al trigo para alimentar a sus animales –práctica que no se aplicaba desde hace más de una década y que ciertamente encarece los costos.
 
Los productores pecuarios brasileños han estado importando desde Paraguay y Argentina. Sin embargo, tal y como señala el USDA, ninguno de estos países podrá corregir las necesidades de importación brasileñas por un periodo extendido y Brasil podría quedarse sin maíz para este 2017.
 
Al respecto, el ministro de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, Blairo Maggi, anunció el pasado 4 de agosto que su país busca poner en marcha un acuerdo con Canadá y Estados Unidos que permitiría a Brasil importar una cuota de maíz genéticamente modificado desde noviembre de este año. Asimismo, y de acuerdo con información del Financial Times, el arancel aplicado a la importación de maíz se reduciría de un 8% a un 0% durante 6 meses a fin de aliviar las necesidades del mercado.
 
La consultora Trigo & Farinhas ha señalado al equipo de Puentes que la demanda de trigo proviene de una reducción de la producción del maíz brasileña en la cosecha 2015/2016 de 11 millones de toneladas (mt) –se estimaba que la cosecha sería de 80 mt. Esto llevaría a una reducción de las exportaciones para el período y una importación estimada de 3 mt desde Paraguay, 2 mt desde Argentina y 1 mt desde Estados Unidos.
 
Cabe destacar que Brasil es el segundo mayor exportador a nivel global, solo después de Estados Unidos. De hecho, sus exportaciones han pasado de 1 mt en 2005 a 29 mt en 2015.
 
Bolivia emite 12 decretos a favor de los agricultores
En el caso de Bolivia, las consecuencias de la sequía no han sido menos; de hecho, esta afecta a cerca del 50% del territorio boliviano. Un reciente comunicado de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo señala que el fenómeno climático ha afectado más de “500 mil hectáreas sembradas con sorgo, maíz, trigo, chía y girasol, ocasionando una disminución en la producción de 540 mil toneladas de granos y una gran pérdida económica para todos los agricultores”.
 
La Asociación realiza, además, un breve comentario en favor de las “semillas genéticamente mejoradas” y el “uso de la biotecnología moderna a fin de competir en mejores condiciones con sus pares de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, en donde sí se utiliza esta tecnología.
 
Con respecto a la sequía, la ministra de Medio Ambiente y Agua, Alexandra Moreira, informó a mediados de agosto que esta ha afectado a “206.000 hectáreas de cultivos y a 132.000 familias productoras”. La situación boliviana ha llevado a los agricultores a declararse en estado de emergencia y a plantearle al Gobierno la necesidad urgente de tomar medidas estructurales para la reactivación económica de los productores y poder continuar produciendo alimentos.
 
Como respuesta, el presidente de Bolivia, Evo Morales, promulgó a principios de agosto 12 decretos y otras resoluciones en favor del sector agrícola. Entre estos se cuenta una diferenciación del gravamen arancelario, imponiendo arancel cero a las importaciones de maquinarias e insumos agrícolas. Además, se intentará paliar los efectos más inmediatos al poner a disposición de las comunidades afectadas recursos para cisternas, dotación de agua, y aumento del pago del Gobierno del quintal de maíz a fin de “eliminar la importación”.
 
Considerando que el maíz es el principal insumo de los tres sectores pecuarios, el Gobierno autorizó también la importación del maíz con arancel cero hasta el 31 de diciembre del 2016. Al mismo tiempo, los compradores no deberán sacar una autorización previa a la importación, sino que lo podrán hacer mientras se realiza la compra.
 
De acuerdo con la ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Verónica Ramos, por la creciente sequía es necesario importar maíz y trigo, aunque todavía no se saben las cantidades exactas hasta que no se cierren los balances.
 
No obstante lo anterior, la Comisión Económica para América Latina ha estimado una proyección de la tasa de variación de su producto interno bruto para este 2016 de un 4,5%, el mejor porcentaje entre las economías de Suramérica comparadas, por sobre Perú (3,9 %), Paraguay (2,8 %), Colombia (2,7 %), Chile (1,6 %) y Uruguay (0,5%). Frente a esto, el ministro de Economía de Bolivia, Luis Arce, confía en que la economía boliviana tenga el mejor crecimiento de la región por tercer año consecutivo, siempre y cuando los efectos de la sequía no se acentúen.
 
Fuente: ICTSD